Leyla, la niña de 6 años con un 96% de discapacidad, no pudo hacer uso del furgón policial del DNI en Fuensalida (Toledo) porque no tiene rampa de acceso para personas que usan sillas de ruedas. Los agentes ofrecieron el lunes a su madre, Rosa, coger a pulso a su hija y la pesada silla para subirla y bajarla del vehículo. Sin embargo, la progenitora se negó en redondo. No quiso poner en riesgo la integridad física de Leyla por renovar el DNI. La pequeña solamente mueve los ojos, algo los dedos de las manos y está rodeada de cables. Además, tiene una traqueotomía, depende de un respirador artificial las 24 horas del día y se comunica con un ratón óptico.
La intrahistoria de este furgón parece más propia de un guion berlanguiano. Este vehículo de la comisaría de Toledo, que llegó en febrero, es uno de los cerca de 50 que la Dirección General de la Policía Nacional compró para otras tantas en España. Y se gastaron alrededor de 250.000 euros en cada unidad para adaptarla al uso que se le iba a dar: expedir el DNI fuera de las dependencias policiales.
Como su peso superaba los 3.500 kilos, era necesario el carné C, que permite conducir camiones y vehículos por encima de esa tara y con un número de asientos no superior a 9. Sin embargo, y ante la falta de agentes con ese permiso, la solución fue quitar lastre a una furgoneta que pesaba cerca de 4.300 kilos. Aunque hay mecánicos en las dependencias policiales de la capital de Castilla-La Mancha, tuvieron que llevar el vehículo a un taller de referencia. Allí le sacaron la rampa para personas con discapacidad, un generador de luz de unos 200 kilos, un toldo para el verano y hasta la rueda de repuesto.
De esta manera, se logró bajar de los 3.500 kilos y cualquier agente de la comisaría de Toledo con el carné B, requisito para opositar, ya puede conducirlo. En el furgón, de la marca Mercedes y con capacidad para tres plazas sentadas, solamente va el conductor desde que comenzó a funcionar en abril. Porque la finalidad es no superar esa tara.
Por si acaso el furgón pincha, la rueda de repuesto va en otro coche policial que conduce un compañero cada vez que se desplazan a un pueblo. En la comisaría toledana, el neumático de grandes dimensiones ocupa los asientos traseros, donde irían detenidos, dentro de un vehículo de la marca Prius al que los agentes llaman «el coche escoba». En otras comisarías, puede ir alojado en el maletero, como en la fotografía.

Lo que Leyla vivió el lunes, cuando no pudo acceder en su silla de ruedas al furgón, se puede estar dando hoy en día en otros puntos de España. Sin embargo, esta situación puede cambiar próximamente. Después de la inversión que ha supuesto quitar todos esos elementos para bajar el peso de los vehículos, la Dirección General de la Policía Nacional se va a gastar más dinero para volver a instalarlos. El motivo, según fuentes consultadas, es sencillo: varios policías en comisarías donde tienen estas furgonetas para la expedición del DNI, como la de Toledo, van a realizar el curso para obtener el carné C y poder conducir vehículos por encima de 3.500 kilos de peso.
Mientras, y después de enviar la madre un escrito a la comisaría lamentando el episodio de ayer, la Policía Nacional ha confirmado a Rosa que unos agentes se desplazarán el viernes a su casa, en Huecas, para renovar el DNI de Leyla, que caduca ese mismo día. No obstante, la progenitora o un familiar tendrá que ir más tarde hasta Toledo para recoger el documento, según ha explicado Rosa. Un desplazamiento que se habría evitado si la furgoneta hubiera tenido una rampa de acceso.
Sin comentarios