La niña Leyla, con un 96% de discapacidad: el DNIe y un furgón policial no adaptado

El anuncio del ayuntamiento reza así: «La Policía Nacional se desplazará los próximos días 5 y 7 de mayo a la Casa de Cultura de Fuensalida para realizar expediciones del DNIe en la localidad. Este servicio está destinado a personas mayores con limitaciones, enfermos, niños o adultos con discapacidad o personas con dificultad para desplazarse. Todo aquel vecino interesado deberá inscribirse hasta el 2 de mayo en la Casa de Cultura».

Cuando Rosa lo vio, apuntó a su niña. Lo hizo hace una semana, el 28 de abril. El DNI de su hija Leyla caducará el 9 de mayo y todavía estaba en plazo. «Otras veces habían venido a casa, pero luego tienes que ir a Toledo, a la comisaría, para recoger el carné. De esta manera», explica la madre, «el DNI me lo darían al momento». Sin embargo, su gozo en un pozo.

Con 6 años, Leyla sufre Atrofia Muscular Espinal (AME), tipo 1, y tiene reconocida un 96 por ciento de discapacidad. Solamente mueve los ojos, algo los dedos de las manos y está rodeada de cables. La pequeña de cinco hermanos tiene una traqueotomía, depende de un respirador artificial las 24 horas del día, se mueve en silla de ruedas y se comunica con un ratón óptico.

A pesar de su acusada falta de movilidad y dependencia, esta mañana madre e hija se presentaron en la puerta de la Casa de la Cultura con la alegría de poder obtener el DNI sin viajar hasta Toledo, a media hora en coche. Leyla no fue al colegio y hasta Fuensalida llegaron desde Huecas, a 5 kilómetros, en la furgoneta adaptada de la familia. Rosa arriesgó mucho porque normalmente va acompañada cuando viaja con su hija, pero en esta ocasión iban las dos solas: «Con el temor de que pudiera pasarle algo y tuviera que detener el vehículo en la carretera».

Llegaron a Fuensalida y vieron algo que no esperaban. «Al llegar me encuentro con que no es en la Casa de la Cultura, sino fuera, en un furgón de la Policía Nacional aparcado en un lateral», relata Rosa. Ella se fijó inmediatamente en el acceso al vehículo por el portón trasero, en cuyo interior se encontraba una oficina móvil, y pensó: «La silla de ruedas de mi hija, con lo grande que es y con los 70 kilos que pesa, no entra si no hay rampa».

La plataforma del furgón policial para levantar unos centímetros del suelo era insuficiente en este caso, «porque la silla de Leyla no se puede levantar como un carrito de bebé», por lo que el temor de Rosa se confirmó. «Nos tuvieron casi una hora esperando en la calle, pasando la nena frío, y al final me propusieron subirla a pulso entre la gente que había. Me negué», continúa la madre. Su rechazo estaba justificado: había que salvar un desnivel de unos 70 centímetros de altura. «Una barbaridad. No era plan subir a pulso a mi hija porque, para empezar, la gente no tiene por qué hacerlo y, además, la silla se podía volcar», argumenta Rosa.

Un agente le contó que en la comisaría tienen una rampa «que pesa mucho y que no está homologada», recuerda la madre, a la que el funcionario sugirió que pidiese la cita para que la Policía Nacional fuese a su casa. «Y esto es precisamente lo que quería evitar; además, cuando tú lo solicitas no vienen al día siguiente», asegura Rosa, quien narró el episodio al alcalde de Fuensalida. José Jaime Alonso le sugirió entonces escribir una reclamación para enviársela a la Policía Nacional.

Ahora la madre de Leyla está apurada. Con este contratiempo, ha perdido una semana y tendrá que volver a pedir cita para ir a la comisaría de Toledo o que vayan a su casa, pero ya el DNI de su hija estará caducado. «Para renovar toda la documentación de la niña, necesita tenerlo en vigor», advierte Rosa indignada.

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